Afeitarse es parte de la rutina de muchos hombres en Chile. Aunque parece una acción simple, la técnica que se utiliza puede marcar una gran diferencia en la salud de la piel y en la comodidad posterior. Una de las dudas más comunes es si conviene o no afeitarse a contrapelo, y aunque pueda parecer tentador para obtener un acabado más al ras, lo cierto es que esta práctica trae consigo varios problemas.
En primer lugar, afeitarse no solo se trata de retirar el vello facial, también es un proceso que involucra el cuidado del rostro. La piel puede ser delicada y sensible, por lo que pequeños errores en la técnica terminan generando irritaciones, enrojecimiento o la aparición de vellos encarnados. Pasar la máquina de afeitar en contra de la dirección natural del crecimiento del vello es justamente uno de esos errores que conviene evitar.
Además, es importante entender que no todos los tipos de barba reaccionan de la misma manera. Hay hombres con vello más grueso y fuerte, mientras que otros tienen barba más fina y de crecimiento irregular. En ambos casos, la fricción extra que se produce al afeitarse a contrapelo suele dejar consecuencias poco agradables.
Cuando se afeita a contrapelo, la cuchilla corta el vello desde una posición más baja, por debajo de la superficie de la piel. Esto puede dar una apariencia de afeitado más “apretado”, pero en realidad aumenta mucho el riesgo de que el vello quede atrapado dentro de la piel. El resultado son los conocidos vellos encarnados, que no solo duelen, sino que también pueden causar inflamación visible en el rostro.
Otro punto a considerar es que el movimiento en contra del crecimiento del vello requiere más presión sobre la piel. Esa presión extra genera microcortes y enrojecimiento, algo que se nota especialmente en zonas delicadas como el cuello o debajo de la mandíbula. A muchos hombres les ha pasado que, después de afeitarse a contrapelo, sienten ardor durante el resto del día.
Por lo mismo, lo recomendable es mantener la dirección natural del vello al pasar la máquina. Esto asegura un deslizamiento más uniforme y disminuye las probabilidades de irritación. Además, preparar bien el rostro con agua tibia y espuma de afeitar ayuda a suavizar la barba, lo que facilita el proceso y reduce la fricción. Las afeitadoras Schick cuentan con bandas lubricantes y cuchillas diseñadas para lograr un rasurado prolijo sin necesidad de recurrir a prácticas agresivas.
Un mito muy común es que afeitarse a contrapelo hace que la barba crezca más rápido, más gruesa o más abundante. Este mito ha pasado de generación en generación, pero no tiene base científica. El crecimiento de la barba depende de factores genéticos, la edad y las hormonas, no de la forma en que se pasa la máquina.
Lo que sí ocurre es que, al cortar el vello desde más abajo de la superficie de la piel, el vello nuevo se siente más áspero al tacto cuando comienza a salir nuevamente. Esa sensación hace pensar que crece con más fuerza, pero en realidad solo es una percepción engañosa.
Creer en este mito puede llevar a malos hábitos de afeitado. Alguien que insiste en afeitarse a contrapelo pensando que así logrará una barba más poblada, en realidad solo está dañando su piel y complicando su rutina diaria. Lo mejor es optar por un afeitado que cuide la piel y ofrezca buenos resultados sin generar molestias. En ese sentido, los modelos de Schick Hombre permiten un acabado cómodo y eficaz, demostrando que no es necesario recurrir a técnicas contraproducentes.
Las consecuencias de afeitarse a contrapelo aparecen rápido. El enrojecimiento, los pequeños granitos y la sensación de ardor son los primeros síntomas. Con el paso de las horas, pueden aparecer vellos encarnados que no solo se ven mal, sino que además duelen. En casos más complicados, esos microcortes invisibles que deja la afeitadora pueden infectarse, generando manchas o pequeñas cicatrices.
Además de lo físico, también hay un efecto en la confianza. Un afeitado debe dejar la piel limpia, fresca y bien cuidada, pero al afeitarse a contrapelo el resultado suele ser lo contrario. Mostrar un rostro irritado o con marcas puede afectar la seguridad personal en momentos importantes, como reuniones de trabajo o encuentros sociales.
Por todo esto, lo recomendable es evitar esta técnica. Si lo que se busca es un afeitado parejo y apurado, la clave está en preparar bien la piel, hidratarla y usar productos de calidad. Con una buena espuma o gel de afeitar, junto a máquinas como las de Schick, se logra un rasurado prolijo y seguro que mantiene la piel saludable.
En conclusión, afeitarse a contrapelo puede parecer una solución rápida para un rasurado más al ras, pero en realidad es una práctica que trae más problemas que beneficios. La piel del rostro merece cuidado, y con la técnica correcta es posible lograr resultados impecables sin irritaciones ni molestias.